Review de "Maestro del Crimen" (Ric Roman Waugh, 2017)
- Flavio Daniel Barilá
- 18 abr 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 19 ago 2020

Desde su estreno en 2017, estuve casi un año para decidirme a verla. La portada me transmitía la sensación de que seria una película mas que explicite la brutalidad de la cárcel. Además su estética fotográfica clase B me condicionó varios meses a ver esta joya poco conocida de Ric Roman Waugh y que por suerte hoy alcanza una visibilidad superior al haber sido subida a la plataforma Netflix.
El título original de este film es Shot Caller y cuenta la historia de Jacob Harlon, un hombre de familia que lleva una vida tranquila, pero a partir de un accidente automovilístico y tras los cargos de homicidio involuntario, es condenado a prisión por acabar con la vida de una persona. Su futuro cambia de la noche a la mañana y para sobrevivir dentro del mundo carcelario descubre rápidamente que debe olvidarse de la vida que tenía y forjar su carácter para sobrevivir.

Jacob durante su vida logró conseguir un lugar acomodado para su familia gracias a su inteligencia, la cual lo pone en alerta al momento de comenzar su reclusión y decide vincularse rápidamente con algún grupo poderoso de la unidad penitenciaria y en su afán logra integrarse por completo a la comunidad Skinhead. Pero en este submundo nada es fácil, ya que una vez insertado y habiéndose ganado la confianza de sus compañeros, pondrán a prueba su fidelidad ofreciendo cometer un delito fuera de la cárcel, bajo la amenaza de lastimar a su familia en caso de que rechace la propuesta.

A partir de allí todo se hará cuesta arriba para Jacob y es donde la historia nos muestra los costados más crudos de una realidad que pocas veces es contada de una manera donde los factores morales y éticos quedan de lado tanto para los personajes como para el espectador, que no necesita juzgar en ningún momento la actitud de su protagonista, hostigado y acorralado una y otra vez para que se gradue en un verdadero maestro del crimen.

Sin dudas la atracción del film es Nikolaj Coster-Waldau (Game of Thrones) quien plantea mostrar el viacrucis de un hombre que renuncia a un pasado ideal, para de esta (irónica) forma preservarlo. La historia está plagada de flashbacks que en vez de irritarnos, nos adentran en la trama y a la vez nos muestran los distintos momentos de la vida de Jacob.
En el comienzo se nos presenta a Money, un recluso de pelo largo, con un prominente bigote y un popurrí de tatuajes con consignas nazi que minan su ejercitado cuerpo. Al poco tiempo la historia nos conduce a descubrir que ese sujeto es el mismísimo Jacob, quien años atrás y lejos de la prisión portaba unos códigos éticos que no harían pensar a nadie que podría convertirse en aquel que vemos durante el comienzo. Este pasaje temporal constante sirve para coronar el trabajo de Coster-Waldau por la verosimilitud que irradia de principio a fin, casi al borde de interpretar a dos personas distintas dentro de un mismo cuerpo.
En términos generales la película posee escenas bien ejecutadas y se debe en gran parte al trabajo de los actores secundarios que le brindan ritmo y tensión a cada escena, como ser Jon Bernthal (Punisher), Jeffrey Donovan (Fargo) o un irreconocible Holt McCallany (Mindhunter).

Para concluir no quiero dejar de mencionar que el film a pesar de caer en varios clichés del cine industrial, narra una historia bien resuelta que en ningún momento escala hacia un final feliz ni busca la redención de su protagonista; sino que pone el acento en preguntarle al espectador, ¿cuánto estás dispuesto a dejar atrás para proteger lo más preciado? Esa pregunta “Maestro del Crimen” la responde con creces brindando un final al que no le falta violencia, pero tampoco carece de escenas emotivas que son vehículo para conocer la esencia de Jacob.
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