top of page

Review de "Gold" (Stephen Gaghan, 2016)


Por lo general intento evadir datos sobre cualquier film, cuál Neo esquivando balas, en función de estar frente a una película con la menor información posible, cosa que mi objetividad subjetiva se vea afectada lo menos posible. Esta no sería la excepción. De hecho, la curiosidad o el motivo central que me llevó a interesarme por la tercera película de Stephen Gaghan no fue conocer su trama de antemano, ni tampoco quise darle vueltas a su acotado título buscando auto arengarme. El verdadero motivo radicó en descubrir de qué manera Matthew McConaughey nos iba a sorprender esta vez con un nuevo personaje.


El film empieza con un flashback que contextualiza la crisis económica de 1980 y nos presenta a Kenny Wells, el hijo del propietario de una empresa dedicada a la extracción de piedras preciosas. Kenny posee un carisma natural y es dueño de una serie de impulsos controlados por su jefe, consejero y padre, quien lleva las riendas y mantiene estable un negocio que presenta altibajos constantes.

A continuación la historia hace un salto temporal hacia 1988 y nos muestra a un Kenny derrumbado, representando al fracaso de no haber podido mantener a flote la firma, luego de la muerte de su padre. Desde allí vemos cómo el protagonista lidia constantemente con obstáculos de toda índole, que buscan como fin que este tire la toalla para que aquellas épocas doradas solo queden en el recuerdo de algunos.


Pero él no se dará por vencido tan fácilmente y en un manotazo de ahogado se asocia con Michael Acosta (Edgar Ramírez) un geólogo con más misticismo que reputación, y eso es lo que le atrae a Kenny, quien cree en los golpes de suerte y en el destino. Con los últimos ahorros y pocas probabilidades de éxito ambos se sumergen en la jungla de indonesia para llevar a cabo la búsqueda de oro menos pensada, pero de salir bien les devolvería la gloria tan ansiada. Pero, ¿ustedes no se arriesgarían ante la posibilidad de ser acreedores de hasta 6 billones de dólares? Bueno, ellos sí. Sin embargo hay veces que se debe temer a aquello que se desea, porque se puede volver en tu contra, arrojándose al ojo de la tormenta.


Gold a diferencia de las trilladas historias de aventura donde se nos encuentra expectantes ante la búsqueda de un tesoro como objetivo principal, acá la trama nos propone, en cambio, hacer un recorrido por los vaivenes que trae el poder, la codicia y la corrupción, una vez que te absorben dentro de su juego, un juego del que se cree tener el control.



En cuanto a las actuaciones y si vamos un poco para atrás en la carrera de Matthew, nos toparemos con interpretaciones más que interesantes. En 2011 venía de romperla por interpretar a Mickey Haller en “The Lincoln Lawyer”, para luego consagrarse en 2013 con un Oscar por su labor como mejor actor en “Dallas Buyers Club” y en 2014 regalarnos a uno de los personajes más complejos y fascinantes en su haber: Rust Cohle, el protagonista junto a Woody Harrelson de la primera temporada de “True Detective”. Esa racha de buenas interpretaciones, nos lleva a pensar que McConaughey como un constructor de personajes difíciles de olvidar y por sobre todo, difíciles de cuestionar debido a su impronta frente a cámara y creo que eso último me pasó con Gold; y si me pongo un poco duro, creo que esa variable termina resguardando la consistencia y eficacia de la película.


El carisma y la línea que McConaughey le aporta a su personaje (al margen de un notable cambio físico que lo hace alejarse de sus roles atléticos, portando una prominente calva y una gran barriga), son el hilo conductor que nos impulsa a seguirla con interés, ya que el actor prepara su caracterización a fuego lento: primero mostrándonos la estabilidad, para sumergirse en el fracaso y finalmente ser testigos de cómo su personaje no sabe lidiar con el éxito conseguido, ya que a pesar de sus dotes, nunca antes ha tenido algo por sí mismo, y eso lo desborda a niveles que da gusto ver como avanza la historia, incluso sabiendo que en algún momento algo no va a salir bien.



Gold está basado en sucesos reales, pero su director, Stephen Gaghan no se aferra temporalmente a la historia y decide incorporar recursos dramáticos en virtud de acrecentar la tensión. Al igual que en Syriana (2005), su anterior trabajo, que tuvo como eje al camino hacia el petróleo, y las formas de adueñarse de él, Gaghan acá saca a relucir las miserias humanas y como los valores pueden quedar relegados a un segundo plano, en nombre de la ambición desmedida y la redención.


“No hay correcto o incorrecto en este negocio. Sólo son éxitos o fracasos”. En líneas generales y siguiendo esa premisa, el film es sólido porque logra nuestra atención ya que está dotado de recursos que, más allá de portar un relato que no es completamente fiel a lo ocurrido, como ya mencioné, son suficientes para querer saber cuál será el desenlace, y si todo lo ocurrido fue un delirio, un golpe de suerte o una broma del destino.




13 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page