👁️Review de "Is not it Romantic?" (Todd Strauss-Schulson, 2019)
- Flavio Daniel Barilá
- 14 mar 2019
- 3 Min. de lectura
Después de algunos encuentros cuerpo a cuerpo con las tácticas monopólicas del gigante Netflix, quien me sugirió por varios canales que vea una de sus últimas comedias y sumado a que tres amigos me persuadieron para que le dé una ojeada, decidí hacer algunos comentarios sobre “Isn't it romantic?”.
Los años 90 y 2000 nos dieron muchas comedias románticas, que tejieron escenas que se transformarían en icónicas y más tarde mutarían en clichés. Estas películas, dotadas de estereotipos inamovibles darían lugar a un número de figuras que terminaron por moldear al género. Sin embargo, lo único que podría correr a esos moldes es el desgaste que años después sufrirían las comedias románticas. A este proceso decadente, Netflix supo analizar, y por eso, años después buscó como separarse de la marca y crear su propio híbrido para no cometer los mismos errores. Esta nueva comedia protagonizada por Rebel Wilson, Adam DeVine y Liam Hemsworth, el hermano de Thor (que no es Loki), es un claro ejemplo de dicha experiencia.
Reconozco que tuve que investigar un poco la filmografía de Wilson, ya que no empatizo con el tipo de humor que desarrolla en sus películas, por lo que el prejuicio me alejó hasta hoy de sus trabajo. Pero en esta ocasión ejecutó muy bien su rol, anteponiéndose durante los 88 minutos que dura el film, a la avalancha de personajes estereotipados que se le echan encima. La protagonista encarna a una arquitecta brillante pero muy poco valorada, quien no tiene mucha suerte con el sexo opuesto y posee una negación crónica (heredada de su madre) por llevar a las comedias románticas a la vida real. Por vaivenes del destino y tras escapar de un ladrón, ella se pega un palo bárbaro, que la deposita en una especie de mundo paralelo (como pasa siempre en este tipo de películas) en el cual reinan los elementos característicos de toda comedia romántica.
En relación al desarrollo de la trama y en contra de la voluntad de su protagonista, se podría resumir que la historia funciona como un gran homenaje: ya desde el comienzo nos deleitan con la pegadiza melodía de “Mujer Bonita” (1990), para luego trasladarnos a un mundo paralelo, donde la ciudad de Nueva York deja de ser un basurero y la disfrazan al mejor estilo de “Notting Hill” (1999), sin perder de vista a la voz en off que se manifiesta cada vez que la protagonista reflexiona sobre algo (“Ni Idea”, 1995). En este mundo conoce a su Richard Gere (figura icónica de las rom-com noventeras) pero esta vez interpretado por Hemsworth, quien la corteja al mejor estilo de “Pretty Woman”. Ante las complicaciones que va teniendo nuestra protagonista siempre aparecerá alguna voz que le de calma a sus inquietudes, como el papá de Ben Stiller en “Mi novia Polly” (2004), y de eso surgirán desenlaces como los de “Quiero Robarme a la Novia” (2008) o “La Boda de mi mejor amigo” (1997); y mientras tanto entretenernos con escenas de baile cual "Mamma Mia" (2008) y orgasmos fingidos al mejor estilo de “Cuando Harry conoció a Sally” (1989).
A partir de estos homenajes a las pioneras del género y las aclaraciones que hace Wilson durante todo el film, como el pibe de “The Last Action Hero” (1993), para marcar la lluvia de clichés que la agobian (lo cual la ponen al borde de mirar a la cuarta pared en varias ocasiones), Netflix encontró una arista creativa para salir de ese desgastado común denominador. Sin embargo, para el final, luego de exponer un mensaje realista y acorde a los tiempos que corren, el film necesita cerrar con un baile a todo color que incluye hasta un saxo. Como dice la protagonista en un momento, “no es posible salir del todo de la Matrix”. Hay que volver a las fuentes para que el entretenimiento y la frescura que ofrece esta producción cobre total sentido.
Los realizadores entendieron que no es posible separarse totalmente del género, sino que su propuesta debe coexistir con los moldes anteriores, pero asumiendo que los tiempos han cambiado y los viejos arquetipos han perdido verosimilitud, por lo que ahora se requiere insertar en pantalla a personajes representantes de este nuevo paradigma.

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