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Review de "Mandy" (Panos Cosmatos, 2018)



Teniendo en cuenta la poca incursión de mis reseñas en el género de terror y la reciente subida a Netflix de este film, les voy a recomendar esta película, que a primera vista desentona de lo que habitualmente sube el streaming, pero que a mi criterio nos brinda la oportunidad de ver descubrir una propuesta más que interesante.


"Mandy" es una película de 2018 dirigida por el realizador italiano, Panos Cosmatos y protagonizada por Nicholas Cage y Andrea Riseborou.


De forma preliminar a adentrarnos en los detalles que me llevó a elegirla, les cuento que #mandymovie recibió una aclamación crítica, con elogios dirigidos principalmente a su estilo onirírico y originalidad, el desempeño de Cage, la dirección de Cosmatos y las secuencias de acción y violencia explícita.


Además, muchos no saben que el film tuvo un paso fallido por los Oscars de ese año, dónde al final quedó descalificada por un tecnicismo basado en la poca duración que tuvo en los cines estadounidenses. Sin embargo, esto no impidió que la película se destaque ante la crítica especializada, quienes la catalogaron como la película más digna de Nicholas Cage (artísticamente hablando), considerando a los desafortunados trabajos que eligió desde fines de los '90 hasta acá, los cuales muchas veces fueron motivos de burlas (y muchos memes) dirigidas a su desempeño actoral.


Antes de comenzar con la sinopsis, es pertinente destacar, a modo de guía, que la historia se divide en dos partes muy bien marcadas desde la estética y el argumento.


Un primer momento nos presenta a Red (Nicholas Cage), un leñador que vive alejado del mundo junto al amor de su vida, Mandy (Andrea Riseborough). En esta etapa del film, este denota a nivel estético una selección de colores cálidos, que refuerzan la sensación de bienestar que la pareja vive en esa cabaña alejada de toda preocupación. Los protagonistas son presentados bajo la premisa de haber dejado un pasado difícil detrás, del cual el director no da muchas pistas, pero que sirven para que el espectador entienda que allí han recuperado la paz.


Una tarde, durante un paseo por los alrededores dos bosque que rodeaba a su hogar, Mandy se cruza sin saberlo con el líder de una secta, quien desarrolla una obsesión por ella, y decidido a poseerla a cualquier precio, él y su grupo de secuaces invocan a una banda de motoristas venidos del infierno que la raptan, dando origen así a la segunda (y sumamente cruenta) parte de esta historia.​

Luego de haber sido testigo y víctima de una serie de atrosidases llevadas a cabo por este culto diabólico, Red hilvana su venganza, equipado con toda clase de artilugios, con los que pone en marcha una matanza que deja cuerpos, sangre y vísceras a su paso.​

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A nivel artístico, el director europeo, pone en funcionamiento una serie de influencias, propias del expresionismo alemán, que lo aleja de la clásica estructura del cine industrial, por lo que hay escenas que pueden parecer muy largas, dónde la trama avanza desde la acción y no tanto a partir de lo que se dice, cómo nos tiene acostumbrados las producciones hollywoodenses.​

Pero por sobre todo, hay una notable pincelada estilística sostenida desde el mundo honírico construido incontable cantidad de veces por el talentoso de David Lynch en producciones como "Twin Peaks" o en "Inland Empire", uno de sus últimos largometrajes: "Mandy" otorgará momentos que gracias a la ambientación escenográfica, la música, la iluminación y a la forma en que el director ubica la cámara, no se sabrá si lo sucedido es un sueño, un delirio del protagonista o si la realidad se ha torcido a más no poder.​

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En resumen, reconozco que "Mandy" no es un film para cualquiera, ya que su director pone en juego elementos que ​ poseen una fuerte carga simbólica, sostenida en mitos griegos y pasajes bíblicos, al servicio de retratar las crónicas de una cruenta y despiadada venganza. Pero que debido a su contraste resultante entre la primera y segunda parte, el espectador logrará alcanzar el disfrute audiovisual de un producto que rara vez aterriza en suelo mainstream y si se le permite, lo dejará con el sabor de haber disfrutado de una historia bien contada a la que nada le sobra, pero tampoco le falta.


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