👁️ Review de "The Lobster" (Yorgos Lanthimos, 2015)
- Flavio Daniel Barilá
- 6 feb 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 24 feb 2020
The Lobster (2015) es la primera película del director con un reparto “estelar”, hablada en inglés y filmada en bellísimas locaciones irlandesas. El film cuenta la historia de un depresivo Collin Farrel, quien después de ser abandonado por su esposa, se dirige a un hotel para solteros, con la finalidad de que en un plazo de 45 días pueda conseguir una nueva pareja, porque de lo contrario, a él y los que están en su condición, al ser considerados no aptos para amar, se los convertirá en un animal. El tema parece ser la soledad, el desencanto, el enamoramiento, el futuro y las posibilidades. Pero no se trata solo de eso: Lanthimos esta vez se carga a las instituciones y las trata como células minúsculas (en este caso representadas por el hotel donde transcurre parte de la historia) a las que analiza con meticulosidad. La primera parte del film transcurre dentro del hotel, el cual de a ratos nos recuerda por su estética, al Gran Hotel Budapest, de Wes Anderson. Lanthimos coincide con Anderson en la utilización de encuadres simétricos y en el tipo de fotografía empleada. Sin embargo, estos cuidados decaen notablemente en el segundo momento del film. Para el tercer acto, el film recupera sus tono estético inicial, lo que nos hace preguntarnos si alguien (que no sea Yorgos) se apoderó del film durante el segundo acto. En su desarrollo nos muestra a primera vista un mundo distópico, pero al final descubriremos que encuadra mejor en un escenario onírico. Esto es alimentado por el perfil estrafalario de sus protagonistas, a quienes los vemos envueltos en situaciones donde el humor negro y el cinismo se apodera de la escena a partir de la naturalización del ridículo y lo absurdo. Con interpretaciones magníficas y un elenco soñado, formado por Rachel Weisz, Léa Seydoux y John C. Reilly, The Lobster es sin duda un film distinto, con un guión sólido. En esta ocasión Yorgos se encuentra entre el pesimismo crónico de Black Mirror y el mundo de ensueño de David Lynch. Pero al final la balanza se inclina hacia la exposición del uso y consecuencias de los mecanismos que entran en juego en la sociedad actual y que terminan condicionando la interacción entre las personas.

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